domingo, 5 de octubre de 2008

Nube de Oort




NUBE DE OoRT


Era una creencia bastante general que los cometas provenían del espacio interestelar o que orbitaban las estrellas a muy gran distancia de ellas, y que las perturbaciones gravitatorias podían provocar incluso que algunos pudieran ser capturados por estrellas vecinas. Sin embargo, en 1950 el astrónomo holandés Jan Oort hizo notar lo siguiente:


  • No había sido observado ningún cometa que indicara que provenía del espacio interestelar.

  • Los cometas que se adentraban en el sistema solar deberían sufrir perturbaciones por parte de los planeta, principalmente Júpiter, hallando que éstas eran mayores que el pico de cometas de largo período. Esto significaba que muchos entraban en el sistema solar por primera vez, pues de lo contrario sus órbitas ya habrían sido modificadas por las perturbaciones gravitatorias de los grandes planetas.

  • Las órbitas de los cometas de largo período tenían una acusada tendencia a que sus afelios se situaran hacia las 50.000 UA.

  • Los cometas no provenían de alguna dirección preferencial.


A partir de estos hecho propuso que los cometas provienen de una amplia nube externa en los confines del sistema solar. A esta nube, con el tiempo, fue denominada nube de Oort. Estadísticamente se calcula que puede haber un billón (1.000.000.000.000) de cometas, aunque es una pura especulación; nadie a podido observar dicha nube y mucho menos los objetos que pueda poseer.


La nube de Oort puede contener una fracción importante de la masa del sistema solar, tal vez superior a la de Júpiter, aunque es una simple especulación. Se piensa que puede ser una especie de globo que envuelve al sistema solar y la hipótesis más aceptada es que está constituida por escombros del sistema solar. En efecto, en sus orígenes el Sol estaba rodeado por una nube de gas y polvo, a partir de la cual se formaron infinidad de planetésimos y, por agregación de los mismos, los planetas. Parte de estos planetésimos sufrieron grandes alteraciones orbitales como consecuencia de sus encuentros con cuerpos de gran masa (los proto-planetas) y de esta forma adquirieron largas órbitas casi parabólicas y quedaron "almacenados" en la nube de Oort, a una distancia media de un año luz donde aunque débil, la influencia gravitatoria del Sol sigue siendo aún dominante respecto a la de las estrellas más cercanas.



Oort también propuso un mecanismo capaz de enviar continuamente una pequeña fracción de cometas de la nube hacia el sistema solar interno. Los tránsitos casuales de otras estrellas cerca de la nube de Oort puede alterar las órbitas de los cometas, haciendo posible que al azar puedan ser mandados hacia el sistema solar. Se calcula que, en promedio, estas perturbaciones estelares se producen una vez cada 100 a 200 mil años. Relacionado con esto, se ha propuesto la existencia de "lluvias de cometas" para explicar las grandes extinciones de seres vivos en la Tierra en los tiempos geológicos. Si con alguna regularidad el sistema solar sufre tales "bombardeos", sería una dificultad añadida a la hora de determinar la edad de la superficie de los planetas y satélites mediante el recuento de impactos meteoríticos.


Un punto oscuro a la teoría de la nube de Oort es que al principio se ha indicado que los afelios de la mayoría de cometas de largo período parecen situarse hacia las 50.000 UA. Si los cuerpos que constituyen la nube de Oort son los que escaparon del sistema solar, cabría esperar que se hubieran esparcido a muy distintas distancias, en vez de quedar confinados mayoritariamente en una banda aproximadamente a la misma distancia del Sol.

Marese y D. Whitmire perfeccionaron sus estudios sobre las perturbaciones sobre la nube de Oort (The Astrophysical Journal Letters, 20 Noviembre 1996). Sus análisis de un grupo de órbitas cometarias indican que toda la galaxia juegan un papel en estas perturbaciones. Sin embargo, P. Weissman del Jet Propulsion Laboratory indica que estos efectos sólo aparecen cuando se toma en consideración un pequeño grupo de cometas, a lo Matese responde que únicamente pueden ser tenidos en cuenta aquellos cometas cuyas órbitas han sido bien determinadas. Según Matese, aunque los cometas sólo serían los responsables del 25% de los cráteres de impacto terrestres, son los que proporcionalmente producen los mayores cráteres, de más de 100 km de diámetro, que son los que ocasionan las extinciones.


www.astrogea.org/asteroides/oort

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